Personajes Alfonso Diez |
Hay mitos y verdades en torno a la Masonería que con seguridad se
comenzarán a discutir tras la aparición de la esperada novela de Dan Brown, The
Lost Symbol, el pasado 15 de septiembre en Estados Unidos, Canadá y Gran
Bretaña.
La edición en
español, El Símbolo Perdido, aparecerá en México, España y Latinoamérica el
próximo 29 de octubre.
Brown es autor de
novelas de éxito editorial: La Fortaleza Prohibida, La Conspiración, Ángeles y
Demonios y, desde luego, El Código Da Vinci, de la que a la fecha se han
vendido más de 80 millones de ejemplares desde su primera edición en 2003.
En la nueva
novela, la acción se desarrolla en Washington, D.C. en solamente 12 horas,
aunque tratándose de un libro de 600 páginas una lectura rápida puede llevar 2
ó 3 días y una tranquila una semana.
Robert Langdon es
el protagonista central de esta historia, igual que lo fue en las dos últimas
mencionadas, pero ahora el enemigo a vencer es Malakh (Ángel, en la tradición
bíblica hebrea), un eunuco lleno de tatuajes y musculoso, y para derrotarlo el
héroe tendrá que resolver acertijos y enigmas y descifrar símbolos que su
calidad de experto en estos temas le permite afrontar.
Cuando Brown
comenzó a escribirla, trascendió que su novela se iba a llamar “The Solomon
key” (La Clave —o Llave— de Salomón) y que en ésta se
desentrañarían muchos secretos de la Masonería.
Sobre este último
punto, el escritor declaró en entrevista reciente que tal agrupación es
“fascinante, ya que se trata de una organización mundial que es espiritual pero
que une en su seno a musulmanes, judíos, cristianos y a personas que están
confusas sobre su religión”.
Y que “en este
mundo en que tantas culturas se matan por discutir qué versión de Dios es la
adecuada, la Masonería los une y los invita a rezar juntos, porque no hace
falta ponerle una etiqueta a ese dios que saben que existe ahí afuera”.
Pero aquí Dan
Brown comete un error y/o deja de lado a un sector amplio de tal organización
porque la Masonería se divide en dos grandes ramas: La conservadora, que sólo
admite en sus filas a quienes creen en Dios, y la liberal, que plantea que cada
quien es libre de creer en lo que quiera, pero para poder ser miembro de alguna
de sus logias debe comprometerse a estudiar, a buscar la superación personal y
a comprender y explicar la realidad que lo rodea y por la que transita: el
mundo, el hombre, la vida…
A lo largo de su
existencia ha habido diversas actitudes de los masones frente a la sociedad; el
extremo más negativo es el de “Los Caballeros de Colón”, que en su Manual de
Normas de Conducta establecen atrocidades como que al encontrarse con una mujer
embarazada de la que se tiene la certeza que no es creyente en Dios “la
arrastrarás hasta que aborte al producto en sus entrañas”.
El positivo, la
logia encabezada por el arquitecto Caridad Mateo (Acacia X), que estuvo durante
más de una década (50s y 60s en el siglo pasado) ubicada en la avenida San Juan
de Letrán, muy cerca del Salto del Agua, en la Ciudad de México.
Ésta era una de
las liberales, por llamarle de una manera esquemática. Contaba entre sus
integrantes a Salomón Eluani, Raúl Ugalde, Aurea García Torres, Engracia Torres
Vázquez, José C. Mainero y Carlos Pacheco Reyes. Salvo Raúl, los otros que se mencionan ya
fallecieron.
Por ahí
desfilaron personajes importantes de la cultura de México y de otros países y
por iniciativa e impulso de los miembros de esta logia se creó el Instituto de
Estudios Latinoamericanos (IELA), en el que se estudiaban y discutían a
profundidad los grandes temas políticos nacionales.
Es más conocido,
por otra parte, el conjunto de logias que se localizan en un edificio de la
calle Sadi Carnot, también en el Distrito Federal; pero más que organizaciones
masónicas, éstas funcionan de manera parecida a un Club Rotario o de Leones.
Y eso ha sucedido
con muchas de estas agrupaciones a lo largo y ancho no solamente de México,
sino de otros lugares en el extranjero… Para bien, o para mal.
Los ritos escocés
y yorkino eran las dos alas de las agrupaciones masónicas. En México, el Rito
Nacional Mexicano y el Rito Primitivo. En el pasado, algunos presidentes
mexicanos fueron formados e impulsados por la Masonería.
Muchos personajes
históricos fueron masones. Benito Juárez es tal vez el más famoso en México.
George Washington al norte del Río Bravo, quien, por cierto, cuando colocó la
primera piedra para la construcción del Capitolio utilizó un rito masónico.
Estas son algunas
“perlas masónicas”:
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La Constitución de Estados Unidos fue firmada por 13
masones, parte importante de los “padres fundadores” de aquella nación.
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El arquitecto francés que elaboró el plan para la
construcción de la ciudad de Washington, Pierre L’Enfant, era masón y saturó el
mapa correspondiente con los símbolos masónicos. Un ejemplo es la esquina de
piedra del Capitolio.
*
La
Masonería señala a Dios como El Gran Arquitecto del Universo.
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El billete de un dólar, además de las famosas palabras
“In God we Trust”, contiene símbolos masónicos.
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El símbolo más conocido y representativo de la
Masonería es el de la escuadra y el compás entrecruzados con una letra G en
medio; ésta representa la “Gnosis” (Conocimiento Superior) que se supone debe
alcanzar el que se convierte en miembro de tal agrupación.
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En Estados Unidos hay 2 mil logias, con más de millón
y medio de miembros y es, en consecuencia, el país con mayor número de masones.
Para terminar, en otros “Personajes” el que esto escribe ha tocado el tema de Dan Brown y/o del Símbolo Perdido, el 12 de junio de 2008 y el 25 de mayo de 2009. |